Es muy relevante la gestión de la emoción que aparece ante un estímulo porque determinará la acción.

El diálogo interior es el conjunto de consideraciones, suposiciones, reglas, derechos, juicios, expectativas, recuerdos, valoraciones y atribuciones de significados que se activan constantemente en respuesta a los estímulos provenientes del ambiente externo (eventos, comportamientos ajenos, etc.) o interno (sensaciones físicas, pensamientos, recuerdos, etc.).

Una práctica que debemos incorporar es la de tener un dialogo interno positivo y amable. Si yo me digo: – no podes con eso, – me falta valor para hacer esto,
– soy incapaz, -me mira mal, -no sirvo para esto, -siempre soy el mismo inútil, etc, etc.

¿Qué crees que nuestro cerebro hace ante esto? Lo cree y lo toma como verdadero. Si además lo repito en el tiempo se instala la creencia de esto que me digo.
Hay muchas de estas creencias que se instalaron siendo niños de cosas que nos decían o escuchábamos y otras que nosotros mismos nos decimos.
A partir de ir modificando mi diálogo interno y decir, por ejemplo: -haré lo posible, -lo seguiré intentando, – puedo con esto, -soy suficiente; voy armando
un circuito neuronal diferente y con el tiempo la forma de ver las situaciones será distinta.

Nuestro sistema límbico que está asociado a nuestras emociones no tiene lenguaje. Nuestra corteza pre frontal, esa parte del cerebro más asociada a lo racional y cognitivo si lo tiene, y es a través de este diálogo que tenemos con nosotros mismos. Eso que nos decimos, lo escuchamos y queda anclado en nuestro cerebro y en nuestro cuerpo.

Cuando el diálogo interno es positivo, refuerza la autoestima y la seguridad a la hora de realizar ciertas acciones y nos dirige con determinación hacia nuestros
objetivos. Un buen discurso interno ayuda a gestionar las emociones, a modificar nuestro pensamiento, tomar mejores decisiones y obtener resultados más satisfactorios.

Si esas palabras que nos dirigimos a nosotros mismos no son constructivas, nos ponemos nuestras propias limitaciones y despreciamos nuestros recursos personales. Como ejercicio también podés comenzar a observarte y revisar hacia dónde va tu dialogo interno. Algunas sugerencias para comenzar a modificar esto son: conectar con palabras más positivas hacia mí misma/o; conectar con más amabilidad hacia mí misma/o; trabajar en mi autoestima y confianza. Entendiendo esto, ¿cómo te vas a hablar hoy?

* Artículo publicado en Espacio Tec. Seguí leyendo en energiapatagonia.com

Por: Lorena Sanhueza
Tec. en Consultoría Psicológica
Departamento de Salud y Bienestar, CPTN.